martes, 23 de septiembre de 2014

Introducción

Jesús es expuesto en el Nuevo Testamento como el Hijo elegido por el Dios de Israel. Se manifiesta en las Escrituras realizando milagros y curando enfermedades. Esto hace de su persona la creencia de multitudes y todos se apoyaban en Él tal como sucede hoy 2000 años después y a través de la historia.
La fe es el eje central del cristianismo mesiánico y es impulsada por sus diáconos o apóstoles. La vida del diácono tiene que ser expuesto seriamente por las Iglesias mesiánicas para que la fe del pueblo de Dios crezca y de este modo aumente también la valoración propia de cada hombre... tema principal de éste libro.
Dice Dios en Hechos de los Apóstoles Capítulo 6 "empezaron a murmurar contra los de lengua hebrea, porque sus viudas quedaban desatendidas en el servicio cotidiano" - y luego - "designad siete hombres de los vuestros, respetados, dotados de Espíritu y de prudencia, y los encargaremos de esa tarea" - "el mensaje de Dios se difundía, en Jerusalén crecía mucho el número de los discípulos, y muchos sacerdotes abrazaban la fe"
Pero la sociedad de hoy en cambio toma hombres que como brazos de la Iglesia no son serios en su apostolado, no me refiero a sacerdotes ni pastores, más bien a quienes cumplen otras tareas como el manejo de grupos para formación. Éstas personas llevan una doble vida, por un tanto en lo personal como lo social que si bien están movidos por una cierta estructura de principios religiosos, así también llevan una vida desviada de la religiosidad. Ésto hace que la fe muera ante principios carentes de divinidad.
Entonces la fe en Jesús se vuelve un accesorio al cuál recurrir en momentos de última instancia y el hombre-sociedad no avanza. Ésto es porque la motivación es solamente el bien personal, en última instancia es el refugiarse solamente en la propia necesidad. El deseo viene después, satisfecha la necesidad y la sociedad en conjunto no puede crecer en el bien común, más bien se vuelve un todo globalizado consumista y depredador que carece de iniciativas para erradicar lo malo a los ojos de Dios sino hasta que el tumulto reina y es entonces cuando se vuelve la mirada hacia Jesús y sus verdaderos diáconos quienes profesan un cambio o algo nuevo, pero que los hombres no entienden porque se trata de una valoración interna.
El signo, no el milagro en sí, es otra Esencia de la fe. El hecho está no en el milagro sino hacia lo que apunta. Ante un enfermo es el acceso a cierta creencia o religiosidad que lo llevan a comulgar con Jesús. Más si el signo es buscado y no necesitado, es decir como un accesorio más de a lo que se accede por él, el hombre de fe se pierde en las formas y lo ceremonial. Así el diácono, modelo de fe, al entrar en un ámbito formal olvida a su rebaño el cuál es su Esencia de la fe en Jesús y por el cuál trabaja. Así dice la Biblia en Mateo Capítulo 12 "Entonces algunos letrados y fariseos le dijeron:
- Maestro, queremos verte hacer algún prodigio.
Él les contestó:
- Una generación malvada y adúltera reclama un prodigio..."
Jesús puede realizar prodigios en favor de quién lo pida, más si el interior de ésta persona no es sincero se separa del Hijo y ocurrirá que pronto estará enmarañada en su propio mal y pecado.
Por lo tanto si en verdad vamos a vivir nuestra fe tenemos que indagar en nuestro interior si nuestra motivación es fuerte, si seguiremos una vida de una sola cara, la de Jesús en nuestro apostolado y si el deseo no está sobrellevado por otros principios paralelos a la vez que contrarios al mesianismo. Del mismo modo es necesario considerar si la búsqueda de Jesús está fundada como debería estarlo, en la bondad y la verdad, es decir si es sabia y existe compasión de manera que no se pierda en la auto-imagen y el egoísmo de "ser cristiano", propio de un extremo Ego que se vive hoy por hoy y que finaliza en el fanatismo religioso... más bien se trata de encontrar el milagro, el semeia, en la vida cotidiana como el amor al hijo o al compañero de trabajo o quizás simplemente en beber té.
En definitiva entonces, éste libro tratará dos puntos divididos en dos capítulos:
- La valoración mesiánica y el interior personal (de la fe al deseo)
- El signo mesiánico en el interior humano (de lo sublime a la ambición espiritual y material)

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