miércoles, 24 de septiembre de 2014

Capítulo I

ANHELOS DE
JESÚS

El hombre necesita fe en algo o alguien para valerse de su intuición debido a que el anhelo del corazón está unido más que ningún otro instrumento humano al Alma o psique en griego. Pues el corazón y la mente espiritual se unen gracias al Alma y así compasión y sabiduría humana tienden un puente al Reino Espiritual. Debido a ésto el hombre encuentra en el transcurso de su vida, desde su nacimiento hasta su muerte, un encuentro con otras voluntades que como tales son Alma o Espíritu y en ello Jesús es la gran Revelación al Ser. El Ente Maestro o Acto Redentor al Ente Maestro. 
Desde la Cruz se revela el Cordero, se entrega a la muerte humana producto del pecado y en su Gran Misericordia Dios nos perdona resucitando... pues si el actor muere muere su acto... en cambio el Verbo deja en sombra a sus apóstoles, el pueblo de Dios por 3 días y si bien Dios estaba muerto su creación seguía existiendo dado el anhelo del corazón, la compasión humana de amor a la existencia. 
Mantenida la lámpara encendida, la Palabra de Dios seguía viva y activa atravesando los corazones de todos los pecadores y así Jesús vuelve a la vida según yo creo, por la naturaleza Cristica humana. Por ésto hay que creer apoyados por la razón tomásica. El movimiento tiene un principio de voluntad que nace del Reino Espiritual. 
Pues si el hombre no se apoya en su bastón su andar será lento y dificultoso pero si en cambio confía en quién le fue enviado su vida se transformará continuamente en obra de su fe. Pues si bien la fe en Jesús es perdición para la ambición y el poder crece árbol fértil para la humildad y el amor y tras una costumbre santa el hombre se sentirá pleno y lleno de Dios. No se puede vivir en el pecado, el mismo Dios al asumir la naturaleza pecadora del hombre demuestra cómo se llega a la pérdida de la vida. 
Así entonces sólo nos queda confiar, acudir a Jesús, escuchar la Palabra, recibirlo... cuando abrimos el corazón a Dios mediante la oración lo estamos haciendo, pues Dios cumple su promesa, su pacto de salvación, amor y entrega al hombre con la venida de Jesús. 
Mateo, Capítulo 9. "-¡Animo, hijo! se te perdonan tus pecados. Entonces algunos letrados pensaron: Este blasfema. Jesús, leyendo sus pensamiento, dijo:
- ¿Por qué pensáis mal? ¿qué es más fácil: decir se te perdonan tus pecador o decir levántate y camina?"
Jesús sana al paralítico y con ello muestra, no como al fariseo su naturaleza milagrosa, sino el signo de ella... el hombre al pecar se aleja de la gracia y por supuesto, ésto significa desgracia. Se trata en el caso del interior humano de un estado de gratitud constante en la que, tras las pruebas y a pesar de las derrotas, siempre el hombre de oración lleva consigo una buena predisposición por lo que su estima es rica y abundante. Así entonces aunque éste tipo de hombre se encuentre en el peor de los males su sonrisa interior prevalecerá y su vida a pesar de no ser próspera será feliz y como la felicidad es don de Dios Él pronto llegará a su vida y lo socorrerá. Del mismo modo entonces, tal y como Jesús dijo al paralítico "levántate toma tu camilla y anda" nos llegará la vida que es Jesús a nuestros estados tras la espera consciente.
Porque el hombre guarda en sí, en su interior un corazón y una mente espiritual y es por ello porque su psique aguarda en Dios. Más al poseer malas voluntades el pecado nos acarreará desgracias pero el hombre de fe es propio de su Salvación y la Espiritualidad. 

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